Para Jake es un día como otro cualquiera. Ha terminado las clases por hoy. Janet, su novia, ha salido con algunas amigas, así que no tiene más planes que tumbarse en su habitación a ver la tele o jugar a la consola.
En casa Lauren, su madre, revisa algunos documentos. Podría hacerlo en la oficina, pero no le gusta pasar las tardes allí. A parte de Jake, es la única en casa. Anna, su hermana mayor, ha llevado a Willa, su hermana menor, al centro comercial. Probablemente irán de compras y luego al cine en una de las últimas sesiones.
Se dispone a pasar el resto del día vagueando cuando escucha el timbre. Su madre debe tener la música puesta, así que no oirá nada. Con un poco de pereza se levanta para ver de quien se trata. Al abrir la puerta no ve a nadie. Va a cerrar cuando se fija en una caja de madera oscura en el suelo. La caja lleva su nombre grabado en letras rojas.
Unos minutos más tarde está en su habitación. Abre la caja para encontrar dentro un anillo plateado, aunque no es de plata, y una nota a su lado. La nota está firmada por su padre. A penas puede recordarle. Desapareció cuando Willa tenía un par de años y él solo cuatro. Entre disgustado y curioso, se decide a leerla.
"Hijo, este anillo es tu verdadera herencia. Cuando te lo pongas abrirás los ojos a un nuevo mundo. Tendrás cuanto puedas ambicionar, pero debes saber que tiene un precio. El peor precio de todos. Yo no fuí capaz de resistirme. Ahora es tu turno. Si decides ponértelo, antes ve a un lugar apartado, lejos de casa y de tus amigos. Confío en que te haga tan poderoso como me hizo a mi"
Al acabar de leer, Jake no sabe qué pensar. Parecen los delirios de un loco. Sin embargo cuando mira el anillo... siente algo raro. Siente el impulso desmedido de agarrarlo y ponérselo. Trata de serenarse. Intenta convencerse a sí mismo. Es solo curiosidad. Aún así, ¿qué daño puede hacerle?
Mira alrededor. Por la ventana puede ver que ya ha anochecido. Ni siquiera se ha dado cuenta. Debe llevar un par de horas mirando el anillo. ¿Debería ponérselo? Podría ponérselo allí mismo. Es solo un anillo, ¿qué puede pasar? Claro que tampoco perdería mucho más tiempo saliendo al jardín trasero. Incluso podría caminar hasta la pequeña arboleda que rodea la urbanización de lujo. La conoce bien porque corre entre sus senderos cada mañana. O tal vez debería pensar mejor en todo esto.
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